Sexto contacto

La vida de los nosotros



Que informa de cómo Virgilio logró lo que se propuso al despistar a los agentes que lo atienden, haciendo algo que no estaba en planes. Que informa de nuevas medidas a partir de las cuales deberán trazarse nuevas estrategias.

Camilo toca la puerta de la oficina del Che.

  • ¡Entra, que estamos en remojo!

  •  

  • Siéntate y quita esa cara, que con eso nada resolvemos. ¿Empiezas tú, o empiezo yo?

  •  

  • Entonces empiezo yo. ¿Cómo fue que no me alertaste de la malanga esta?

  • Yo tampoco sabía.

  • ¿Estás insinuando que tu amigo no confía en ti? ¿Que lo de la famosa denuncia esa… medioambiental, fue una estrategia suya para despistarte?

  • ¿Coño, y por qué verlo de esa manera? ¿Por qué no decir que yo lo convencí de no hacerla, y entonces él, en secreto, se decantó por esto otro? Yo solo apliqué tu táctica de la persuasión.

  • Sí pero resulta que aquello, ahora, está revuelto.

  • Pero no se detuvo la producción de la fábrica y se salvó la economía del municipio, que es lo importante.

  • Pero se creó un problema político, Camilo. No fastidió a la población con la letanía medioambiental, pero nos fastidió a nosotros. La dichosa… carta abierta esa nos tomó de sorpresa. Que dicen que el tipo llegó a la sede del Partido entró como perro por su casa, entregó la carta a la delegada, y de ahí salió muy campante repartiendo copias a cuanta gente conocida se cruzó. Estamos en boca de todo el mundo, Camilo.

  • Bueno pues que hagan lo que dice la carta y ya está. Que le permitan a la muchacha y a los pájaros seguir con los cabarés. Lo que plantea Virgilio no es mentira. Tú porque hace años te fuiste a vivir para La Habana, pero yo quisiera que tú vieras el pueblo cuando cae la noche. Literalmente un cementerio, y ni una sola guagua para salir de allí. Yo porque soy un viejo ya, pero si tuviera veinte años, no lo pensaba dos veces para hacer un bote e irme al carajo.

  • Camilo eso ya lo sé, y ese no es el punto. El punto es que los aldeanitos esos, manipulados por Virgilio, han distribuido copias de la carta entre sus amigos, y han virado al revés el preuniversitario. Han puesto de moda el eslogan ese del aburrimiento contrarrevolucionario.

  • No, y hasta hay quien se ha tatuado la foto de Korda en el hombro con el eslogan debajo.

  • ¿Estás viendo?

  • Bueno pues tomen medidas. Eso que dice la carta del contubernio entre inspectores y funcionarios del gobierno que actúan como una mafia de cuello blanco, tampoco es mentira. No te me pongas bravo, Che, pero a mí eso me pica muy de cerca. Ya era hora de que alguien pusiera el dedo sobre la llaga. Yo en los últimos treinta años he tenido que lidiar con unos cuantos capos de la empresa de Comercio, y sé lo que es eso. Yo sé lo duro que es que te tronchen una iniciativa por la cosa más insignificante que te puedas imaginar. Tú no sabes cuántas veces intenté yo devolverle el prestigio a la cafetería del parque y al único mísero restaurant que queda en el pueblo de los tantos que llegó a haber. Pero son muchos a comer, Che. Es el jefe de los inspectores, más el director de Comercio, y por debajo de ellos la caterva de segundones envidiosos que viven de meter anónimos por debajo de la puerta de la oficina del tipo. Que si fulano el administrador se está enriqueciendo, que está depositando mucho menos de lo que tiene que depositar…

  • Camilo eso yo lo sé, y mucho mejor que tú…

  • No un momento, déjame terminar ahora que ya empecé. Después hablas tú. Voy a ponerte un ejemplo reciente, para que veas que no hace falta un Virgilio para atentar contra el orden público.

  •  

  • Resulta que un muchacho del barrio se cree el cuento de las reformas. Se cree el cuento de que, a partir de 2010, los negociantes dejarán de ser, oficialmente, unos aprovechadores que lucran con la miseria del pueblo, para empezar a ser lo que son en realidad: una fuente de prosperidad. Entonces hace negocio con un guajiro que hacía años tenía en su finca un tractor hecho leña, un corre-camino que le llaman, y lo echa a andar con lo que sabe de mecánica y con la ayuda de amigos. Luego agarra un chasis que había tirado no sé dónde, lo arregla, le monta llantas con gomas y cámaras, y le instala una pipa artesanal hecha también por él. Y ya por último se emplantilla en una dependencia de Comercio, en el círculo social, y empieza a vender refresco gaseado en los campos. Bueno: a los tres días los capos de cuello blanco le envían un emisario: fulano, estás haciendo mucho dinero, y ya hay muchos ojos sobre ti. El jefe de los inspectores, el director de Comercio, también tienen que comer. Si tú quieres, yo te sirvo de intermediario, porque a ellos no puedes llegarles directamente con la mascada. ¿?

  • Ajá.

  • Bueno pues el muchacho enseguida empieza a soltar el “impuesto” a la mafia de cuello blanco aparte de lo que deposita a las arcas del Estado, hasta que cambian al director de Comercio. Pero resulta que el nuevo director no es de la cosecha del otro, es decir, no tiene la vista larga, la experiencia, el talento para la simulación que tiene el otro, que sí es de nuestra generación, que tiene cierta “profesionalidad” de la que se estilaba en los años ochenta. El nuevo jefe es un muchachito de esos que se formaron en los noventa, que por necesidad y por falta de materia gris se metió a FH y mira hasta dónde ha llegado.

  • Ajá.

  • Pues hace unos días llegan a su casa la policía y los inspectores con una orden de registro y todo; tractor, pipa, botellones de CO2, todo queda en calidad de depósito hasta que se investigue de dónde sacó todo eso. No le dicen quién hace la denuncia, no le dicen quién acusa. Toca esta puerta, toca la otra, y todos le huyen como al protagonista de la historia de Milan Kundera.

  • ¿De quién?

  • Nada, olvida esto último. De manera extraoficial hay un consenso, un argumento desactualizado de la época de la barbarie: fulano, es que estás dando mucha vista: tractor, pipa, moto, gente que trabaja para ti. ¡Te estás haciendo rico, y la gente comenta…! Ningún funcionario de comercio lo felicitó jamás por haber rescatado de la chatarra un tractor obsoleto y haberlo puesto al servicio de la comunidad. Ni por haber fabricado una pipa y haberla puesto al servicio de la comunidad, ni por el dineral que deposita en las arcas del Estado solo con sus iniciativas, sin la ayuda de ninguna entidad estatal. Ni le reconocen el bien que hace a las tres o cuatro familias que se benefician con los puestos de trabajo que ha creado. Los funcionarios del Partido solo ven una cosa: se está enriqueciendo, y aquí nadie puede tener más que nadie.

  • Camilo…

  • Pero lo más bonito del caso: no se está enriqueciendo. Porque se trata de un tractor viejo al que cada tercer día hay que hacerle tal o cual arreglo que por lo general cuesta un ojo de la cara, así que pasa el día metido dentro de un overol lleno de grasa, lo que no hace ningún ricachón. Ah, pero para el nuevo director de Comercio, el muchacho le está tomando el pelo porque no es suficiente el “impuesto” que le paga por debajo de la mesa, solo por la autorización que él, “generosamente”, le da para que haga su negocio. ¿Qué te parece?

  • Que descubriste el agua fría. Camilo tú llevas treinta años en Comercio, y yo treinta en el Ministerio. ¿Qué cuento podrás hacerme? ¿Tienes pruebas contra ese hombre? ¡Pues denúncialo con la policía! ¿No tienes pruebas? ¡Entonces cállate la boca! ¿O es que le vas a hacer a él lo mismo que ellos le hicieron al muchacho? Los cuadros no son cuadros por gusto, menos si son perros fieles como ese del que me estás hablando. ¿Que es una injusticia? De acuerdo. Para eso estamos aquí tú y yo. Para eso formamos equipo. Una vez te dije que, con los artistas, teníamos ciertas consideraciones. Hoy te digo que, con los cuadros del Partido, también tenemos ciertas consideraciones. Porque no son perfectos, Camilo. ¿Entiendes? Y para esta gente que gobierna, es mejor un mal dirigente revolucionario, que un buen dirigente no revolucionario.

  • ¿Para esta gente?

  • Sí Camilo, para esta gente. Yo no estoy de acuerdo con eso, pero tengo que conformarme con esos males menores si es que quiero mantener mi posición para en un futuro evitar males mayores, ¿me hago entender?

  •  

  • Bueno, entonces vamos a lo que nos importa.

  • No entiendo exactamente a dónde quieres llegar con tanta ambigüedad, y perdona que vuelva a interrumpirte. Pero voy a darte el beneficio de la duda.

  • Qué bueno Camilo. Qué bueno que vas a darme el beneficio de la duda. Bien. Como tú sabrás, la carta abierta de Virgilio acaba de marcar un antes y un después. Virgilio se ha metido con las instituciones municipales no ya desde lo abstracto de un blog que nadie lee en Cuba, sino desde lo concreto. Ya citamos a los padres de los muchachos del pre que distribuyeron la carta y que se tatuaron el eslogan del aburrimiento, y les explicamos que la carta no era más que parte de un plan desestabilizador de un grupúsculo contrarrevolucionario pagado por la CIA que los está utilizando…

  • Uf.

  • Les recomendamos que les llamaran la atención, pues las consecuencias de caer en la trampa del imperialismo podían ser impredecibles para el futuro de sus hijos.

  • A eso Orwell le llamaba doblepensar en la novela 1984.

  • Ah Camilo, qué pesado estás hoy…

  • Escucha esto: Doblepensar significa el poder, la facultad de sostener dos opiniones contradictorias simultáneamente, dos creencias contrarias albergadas a la vez en la mente. El doblepensar está arraigado en el corazón mismo del Partido, ya que el acto esencial del mismo es el empleo del engaño consciente, conservando a la vez la firmeza de propósito que caracteriza a la auténtica honradez. Decir mentiras a la vez que se cree sinceramente en ellas…

  • Camilo, ¿quieres o no quieres limpiar tu expediente penal?

  • ¡Coño!

  • ¿Quieres o no quieres criar a tus nietos lejos de esos funcionarios?

  •  

  • Pues entonces colabora, Camilo. O colaboras, o te quedas azorando moscas en el mostrador de tu cafetería, hasta que te jubiles y pagues tu deuda con la justicia, ¿ok?

  • Ok.

  • Bueno. Te dije ya que habrá un antes y un después en el caso Virgilio. Virgilio transgredió el límite que impone el sentido común que debe tener todo el que vive en una sociedad como la nuestra…

  • bloqueada y amenazada por el imperio más poderoso que ha conocido la humanidad.

  • ¡! A partir de ahora el caso no estará solo en mis manos. Yo, con tu ayuda, lo hubiese rescatado de ese idealismo estéril. Tú y yo lo hubiésemos persuadido de guardarse para tiempos mejores, de no seguirle el juego a los asalariados de la SINA. Pero resulta que no escuchó, que se salió de mi campo, y ya no voy a poder “gobernar por decreto”, como los compañeros del ALBA.

  • ¡!

  • A partir de ahora cada decisión tendremos que cabildearla con el séquito que orbita entorno a Gustavo, porque Virgilio está perturbando la estabilidad de la zona que él atiende. Así que vamos a tener que dejarlo disponible en su centro de trabajo.

  • ¿Van a correr ese riesgo? ¿Tú no decías que Virgilio tenía un premio literario que podía catapultarlo a la fama?

  • Eso pensaba, pero no. El premio es internacional, sí, pero es otorgado por una sociedad de emigrantes españoles. Nada que ver con la farándula literaria, así que no hay peligro de otro… Angelito Santiesteban. Esta prueba será más dura que las anteriores porque no solo se decidió dejarlo desempleado, sino que se decidió tronchar el negocio ilegal de peluquería que tiene la mujer. Y que te conste que no fuimos malos sino que fue él quien lo decidió, porque Gustavo le explicó que, si no renunciaba a su actitud, no podíamos mantenerlo en el puesto de trabajo por un problema de seguridad, porque si la mafia terrorista de Miami le daba la orden de hacer un sabotaje a la librería, la responsabilidad sería solo nuestra.

  • ¿Le dijeron eso?

  • Le dijimos eso Camilo, y ahórrate el comentario. Fue una orden de arriba, y hubo que acatarla. Somos militares, Camilo, no ciudadanos libres de actuar como mejor nos parezca.

  • ¿Y no se les rió en su cara?

  • Claro que se rió. Pero el que ríe de último ríe mejor. Y con la mujer se tomarán medidas, pues su negocio de peluquería tiene los días contados. Si solo le encontramos un pomo de champú sin papeles de la tienda, la multa va a ser astronómica. Sin contar que va a perder clientela, pues de ahora en lo adelante muchas mujeres le darán de lado para no señalarse con nosotros. Deslizaremos la idea de que pintarse el pelo en casa de Virgilio las hace sospechosas de conspiración, miembros de la célula, y que a ellas no les conviene serlo porque la mayoría trabaja en la fábrica o hace su negocito o las dos cosas, y podrían señalarse con nosotros.

  • O sea déjame ver si entendí. Le dieron a elegir entre la posibilidad de quedarse quieto en base y la asfixia económica, y eligió esta última.

  • Así es. Y fue él quien la eligió. Fue él quien eligió seguir con sus cartas abiertas esas.

  • ¿Y la mujer?

  • La mujer está en candela con él, porque a la mujer logramos convencerla de que hemos sido magnánimos, mientras él ha sido un auténtico cabezón.

  • ¿Y si se mete a Dama de Blanco?

  • No lo creemos. Esa posibilidad está descartada. La mujer es pragmática. La mujer ha sido siempre el sostén de la familia, gracias al cual Virgilio ha podido dedicarse a la excentricidad esa que es la literatura. Ella, luego de hablar con Gustavo, le preguntó al marido que de qué iban a vivir en lo adelante, que cuánto se le iba a pagar por ser Dama de Blanco, y Virgilio no supo qué responderle.

  • ¿Y entonces?

  • ¿Entonces? Que por ahí tenemos una pequeña victoria, porque logramos crearle una pequeña crisis familiar que pudiera servir para nuestros objetivos.

  • Bueno… ¿Y yo qué pinto en todo esto? Por lo que estoy viendo, ustedes saben mucho más que yo. A mi Virgilio no me ha contado nada de esto.

  • Porque quiere protegerte. Gustavo indagó por ti con Virgilio, y Virgilio dijo que eras un buen hombre. Algo ingenuo, pero un buen hombre que le debe a la justicia, por lo que te quiere proteger aislándote del carril que ha tomado.

  • ¡!

  • (Sonríe)

  • ¡!

  • En fin, que por lo visto no podrás seguir siendo tan buen hombre. Deberás ser… un poquito más osado.

  • Acabáramos.

  • A partir de ahora, de cara a Virgilio, un falso FH va a empezar a trabajarte. Un falso FH que te enviará Gustavo, al que tú de inmediato –de cara a Virgilio- manipularás con tu agudeza dejando en entredicho –a Virgilio- dos cosas. Una, que estás tan fichado por nosotros como lo está él.

  • ¿Y dos?

  • Dos, que por lo mismo no tiene sentido dejarte aislado. Por ejemplo, el falso FH deslizará una idea que a su vez tú deslizarás a Virgilio: te enteraste de buena tinta que le vamos a confiscar la computadora y la impresora si sigue con lo de las cartas abiertas. Pero como la computadora tiene papeles, lo que vamos a hacer es confiscarle la impresora, que sabemos fue un regalo, y tú le sugerirás que la saque de la casa. Virgilio sacará de la casa la impresora, nosotros le enviamos la policía, él muestra los papeles de la computadora, no le intervenimos la computadora, y así queda en deuda contigo. A partir de entonces todo te lo contará a ti.


 

Carta abierta al PCC municipal

Compañeros:

El aburrimiento es contrarrevolucionario, rezaba uno de los eslóganes del mayo francés. A menos de un año del asesinato de Ernesto Guevara en Bolivia, en 1968, la juventud francesa tomó las calles de París. Uno de los íconos de ese evento resultó ser el mítico guerrillero, cuya boina, barba y corte de pelo, fueron imitados hasta la saciedad por aquellos revolucionarios que, entre otras cosas, vieron en la revolución cubana un proyecto social que prometía acabar con el aburrimiento.

Sin embargo, hoy la realidad es otra. Podría decirse que, las buenas intenciones de aquellos muchachos que bajaron de la Sierra Maestra, han sido traicionadas por algunos falsos revolucionarios que hoy nos dirigen.

Según nuestros abuelos, cinco décadas atrás llovían las ofertas para el fin de semana. Los dos hoteles daban cabaret, las sociedades como el liceo, el casino español y el sport club celebraban bailes, los restaurantes brillaban por la calidad de sus servicios, y ni hablar de los bares y cafés para hombres solteros u hombres de paso que se mantenían funcionando las 24 horas del día… Todo se efectuaba en lugares dignos con cenas, bebidas y entremeses igual de dignos, al alcance del bolsillo del pueblo trabajador.

¿Y qué tiene la juventud de hoy? Una sola opción: la de arreglarse para ir a bailar a un antiguo parqueo de guaguas escolares rebautizado como “Plaza Roja”, a la intemperie, que destaca por el churre colorado, y por la chapucería improvisada de paredes de bloques sin repellar blanqueadas con cal, así como mostradores enrejados con cabillas corrugadas que ofertan productos de quinta categoría. Y si llueve, se acabó la fiesta.

Hace poco, al calor de las reformas económicas dictadas por el presidente, surgieron en el municipio dos opciones recreativas privadas que hicieron el deleite del público joven y del no tan joven: el Ranchón de M., y el popularmente bautizado como el cabaré de los pájaros. Ninguna de las dos sobrevivió un solo año a la mentalidad encartonada de nuestros funcionarios. Con la primera opción se pretextó el consumo de drogas para cerrarlo tras un aparatoso despliegue policial, y con la segunda, unieron arcaicos prejuicios sexuales a la dificultad para mantener el orden en un sitio tan “apartado” como lo es la playa.

¿A alguno de nuestros dirigentes le importó el retorno del aburrimiento a la noche de fin de semana del municipio? Al parecer no. Una cohorte formada por el cuerpo de inspectores, la policía y el gobierno, en el más abyecto contubernio, se alió para tronchar dichas iniciativas en el nombre de una lucha contra la corrupción que no cura la enfermedad, sino que la elimina matando al enfermo.

Ahora da pena ver a la dueña del Ranchón de acá para allá tocando puertas que no se abren, arrastrándose ante funcionarios indolentes que a todo ponen trabas, que exigen tal o cual papel, tal o cual firma, tal o cual requisito absurdo que, para lo único que sirve, es para aniquilar el más somero proyecto de vida de cualquier ciudadano. Porque, drogas, no se encontraron.

Y ni hablar de los artistas en general y los travestis en particular que se tragaron el cuento de las reformas y emprendieron el proyecto del cabaré en la playa, para de la noche a la mañana ver sus alas cortadas.

¿Por qué, en lugar de estimular esas iniciativas, lo que hacen es llenarle el camino de trabas?

Demasiadas regulaciones en su contra, así como demasiados inspectores y funcionarios corruptos del departamento de comercio que, cual mafia italiana, reclaman su tajada en el negocio.

¿Por qué los militantes del Partido Comunista, vanguardia organizada de la revolución cubana, no hacen lo que está establecido, que es orientar los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo? ¿Por qué, en lugar de hacer esto, cierra filas con las mentalidades retrógradas de tantos y tantos funcionarios incapaces y corruptos que a todo ponen trabas? ¿Por qué a nadie le importa que nuestra juventud muera de aburrimiento? Porque como dice Silvio en su fábula de los tres hermanos: de tanto mirar el camino para no tropezar, han olvidado mirar al horizonte. Porque ninguno está listo para la construcción de un socialismo próspero y sustentable. Porque, como los burgueses de la Francia de los años sesenta, parece no importarles el hecho de que, el aburrimiento, sea contrarrevolucionario.