26-02-2008

 

ESTAR O NO ESTAR... CON ESTO

 

 

La conversación fue en la acera: "yo me tiré pero no por problemas políticos, sino económicos, porque yo no estoy contra Esto", le decía un ex balsero a un compañero de infancia del barrio devenido oficial del MININT. De niños habían jugado al cuatro esquinas y de adultos compartían en el dominó, sin embargo el ex balsero creyó necesaria esta, no por común, confusa aclaración. El oficial comprendió a qué se refería, y la aceptó agradecido.

No es un caso aislado. A inicios de los noventa cobró auge sustituir el "yo soy revolucionario", por el "yo estoy con esto". La pureza que entrañaba identificarse con la primera definición, quedó obsoleta una vez fracasada la profecía de que la humanidad había tomado el camino irrevocable del quinto y último sistema social: el comunismo. Al parecer el cuarto, el capitalismo, había triunfado gracias a que se había jugado una carta irremplazable: el sentido común, y que renunciar a ella, lejos de implicar posiciones altruistas, lo que hacía era develar patologías. El clásico estereotipo de hombre honesto e integrado, o sea, el revolucionario, dejó de ser el albacea de los valores morales, al imposibilitarle dichos valores, tal y como estaban establecidos por el canon del mismo nombre, llevar la comida a la casa, y comenzó a verse como héroe no al que daba su vida por la "liberación de otros pueblos hermanos", como rezaban los panfletos, sino al que arriesgaba la vida en el Estrecho de La Florida, y en el caso de las mujeres, a la que vendía su cuerpo a los extranjeros como medio para un más que justificado fin: casarse, emigrar, y por último enviar remesas.

Todo fue lícito desde entonces con una sola condición: estar con esto. Dejaron de importar los medios que se utilizaran para el fin; pues los correctos, es decir, los de la Teoría de los profetas alemanes y rusos, habían quedado obsoletos, y valió todo con tal de salvaguardar "la obra de la revolución". Además, si hay grandes posibilidades que el ex balsero vuelva a las andadas, ¿para qué marcarse diciendo la verdad; una de las cosas más perseguidas por los que "están comprometidos con Esto", si la misma sirve para todo menos para llenar los calderos?

El término "revolucionario", santificado para los cubanos por Martí desde que fundara el Partido del mismo nombre, y plagiado por los artífices de la política fusión para que la creación de Marx, reprogramada por Stalín bajo el nombre de "dictadura del proletariado", tuviera en su versión caribeña el perfume democrático del ideario martiano, quedaba definitivamente sustituido por la palabra "Esto". "Esto", porque ya nadie sabe lo que es, a no ser que se trate de una simple y oportunista manera de actuar; los de arriba para mantenerse en el poder, y los de abajo para, sencillamente, para mantenerse en pie.

La pareja del ex balsero en el dominó, o su rival –no sé como es que jugarán- aceptó y agradeció la aclaración: un hermano menos a perseguir.