6-5-2008

 

EL FOLLETICO DE LA ÑICO LOPEZ

 

El fundamentalismo se definió primero en los Estados Unidos en 1909, y debe su nombre a la esencia, o fundamentos, con que se identificó a un grupo de sectas religiosas. En sentido general, se caracterizó por enfrentar la liberalización de la iglesia cristiana, a un estricto liberalismo bíblico que conducía a una confrontación directa con el pensamiento moderno (negación firme del darwinismo), y por el sobredimensionamiento de la escatología (doctrina del fin de los tiempos), así como de la acción de lo diabólico sobre la vida ordinaria. Con el tiempo el concepto rompió la definición que lo ceñía a la escena religiosa norteamericana, y hoy es imposible hablar del mismo y no pensar en una de las causas que han generado, por ejemplo, los conflictos que ensangrientan el Oriente Medio.

La acepción actual del término guarda estrecha relación con el fanatismo y llega a rebasar el ámbito religioso: ya de fundamentalismo se tilda a cualquier doctrina que aporte un diagnóstico sencillo, elemental y comprensible de los males sociales, al alcance de personas más propensas a delirar que a observar y reflexionar.

Félix Varela catalogó al fanatismo, junto a la superstición y a la impiedad, como uno de los tres "monstruos" que aniquilan la sociedad humana. Si el tercer tomo de las Cartas a Elpidio hubiese llegado a redactarse, hoy entraría en contradicción con un folleto de estudios que la Rectoría de la Escuela Superior del Partido ha venido impartiendo desde inicios de año bajo la consigna POR UNA CONCIENCIA ETICA Y UNA CULTURA ECONOMICA. PARA UNA MEJOR OBRA SOCIAL.

En el capítulo que se refiere a la sociedad civil, ya desde el título pone bajo sospecha toda idea o iniciativa generada fuera de su zona de influencia: "La sociedad civil y su manipulación por la burguesía". En las primeras dos terceras partes del mismo hace un resumen de la historia universal que abarca desde la Grecia antigua hasta ya pleno siglo veinte, en solo ¡cinco párrafos!, para de inmediato entrar en materia: "(...) Durante siglos nadie habló de sociedad civil, hasta que el imperio revivió el concepto para decir que los países socialistas carecían de ella (...) La maniobra del imperio es fácil de vencer: no dejar que organice supuestas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) a su servicio (...)" O sea que, de cara al mundo, firman los Pactos de Derechos Civiles y Políticos, mientras en la base de la militancia, en circuito cerrado, fomentan un adoctrinamiento que niega la esencia de dichos Pactos.

Si tenemos en cuenta que para ingresar al PCC basta la incondicionalidad a la revolución y la voluntad para ser miembro activo de la misma, y que el nivel cultural e intelectual de la persona es irrelevante, la situación se torna deplorable cuando se les insta sin distinción a predicar tales argumentos. Particularmente, no creo que después de leer la frase con que la Ñico López saluda al alumno: "A ti, que estudias y enseñas en esta era de máximo peligro y máxima esperanza", ninguno llegue al extremo de imitar a los fundamentalistas árabes tomando un avión civil y estrellándolo contra el Pentágono para salvar al mundo. Aunque, tal y como van las cosas, sí puedo imaginarlo, para enfrentar el escatológico máximo peligro, recorriendo las calles las soleadas mañanas de domingo, en grupos de a dos, tocando de puerta en puerta con un ejemplar de El Capital –el evangelio- y el citado folletico, para interpretar mejor la doctrina de la salvación.